Migración, agua y cambio climático

Cambiar de residencia para establecerse en otro país o región por motivos climáticos ha sido la realidad de cerca de 1,000 millones de personas en el mundo a causa de problemáticas sociales o económicas. De estas, el 10% de ellos emigraron por falta de agua en sus países.

En Latinoamérica las realidades en temas de vulnerabilidad se acentúan con el cambio climático. La temperatura, los cambios en las lluvias, las sequías, las inundaciones y el aumento del nivel del mar impactan en la disponibilidad de agua, la producción agrícola, la salud de las personas y en sus condiciones económicas, afectando especialmente a los más vulnerables.

A las problemáticas sociales que aquejan Latinoamérica y el Caribe, como la pobreza, la inequidad y la sobrepoblación, se suman los riesgos climáticos. El dato alarmante es que se estima que para el 2050, la región podría llegar a tener 17 millones de migrantes internos a raíz del cambio climático.

Huracanes, olas de extremo calor, sismos e inundaciones afectan la calidad de vida, seguridad alimentaria e impulsan la migración. Esto causa que las personas, sobre todo las más jóvenes, dejen sus lugares de origen para encontrar seguridad o mayores oportunidades económicas.

La frontera del norte de México puede relatar lo que el cambio climático ha hecho con poblaciones de Sudamérica. En el estudio sobre migraciones y agua (Kauffer, 2010), se observa cómo es que, por una parte, el excesivo nivel de agua provocado por fenómenos meteorológicos como huracanes y otras inundaciones movilizan a la población, mientras que es también una búsqueda de bienestar, el agua como un vehículo de riqueza, prosperidad y seguridad.

Pese a los niveles de desigualdad, los habitantes de países pobres tienen cuatro veces menos probabilidades de emigrar que los habitantes de países de ingreso mediano. Además, la infraestructura hídrica suele ser el blanco durante los conflictos bélicos, dejando a cientos de miles de personas sin acceso a este recurso esencial.

Son incontables los riesgos que se devienen con la crisis hídrica, sin duda, la falta de servicios en calidad y cantidad del valioso recurso son un detractor del crecimiento económico.

Es por ello que muchas ciudades se suman a la agenda climática, con una visión de poder abonar a la seguridad hídrica por medio de acciones de mitigación al cambio climático. Los esfuerzos deben de responder a innovación y colaboración; que sean los centros urbanos y rurales sostenibles sería la visión para facilitar gobernanza del agua que alcance para las diferentes regiones.

Es por ello que desde Cauce Bajío facilitamos la conversación entre sectores para contribuir por la investigación, los proyectos con base científica, la inversión de impacto y soluciones basadas en la naturaleza, para que Guanajuato sea un lugar seguro y de crecimiento para la población.

Sabemos que el reto es grande, que las problemáticas sociales de movilidad son diversas, sin embargo todo suma, todas y todos podemos hacer que el agua esté en calidad y cantidad para todo y todos, porque el agua nos une.

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